jueves, 22 de noviembre de 2007

μαρχηαμωσ




MARCHAMOS:






Adiós amada mía. No lo dice. No hay lugar para la ternura. No en Esparta. No hay lugar para la debilidad. Solo los recios y los fuertes son dignos de llamarse espartanos.
Solo los recios.
Solo los fuertes.

Marchamos.
Por nuestras tierras, por nuestras familias, por nuestra libertad... MARCHAMOS.

Esta noche no se duerme. El rey no. Lleva cuarenta años preparándose para este glorioso momento del destino. Para este cuerpo a cuerpo entre escudo y lanza, espada y hueso, carne y sangre.

Solo lamenta: tener tan pocos hombres para sacrificar.

Hacia las Termópilas marchamos.
Hacia ese angosto desfiladero marchamos. Donde las numerosas tropas de Jerges no servirán de nada. Espartanos, ciudadano o soldado, esclavos liberados, todos griegos valientes. Hermanos, padres, hijos... MARCHAMOS.

En aras del honor, en aras del deber, en aras de la gloria. MARCHAMOS.

HACIA LA BOCA DEL INFIERNO MARCHAMOS.

ZEUS apuñala el cielo con sus rayos, y zarandea las naves persa con vientos huracanados. Glorioso.

Solo uno de nosotros mantiene la cautela espartana. Solo el. Solo nuestro rey

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